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miércoles, 19 de junio de 2013

Dilemas en educación

Terminar con el copago en la educación particular subvencionada permite acabar con la segregación y hace realidad la libertad de elección.

por Ernesto Aguila -
ANDRES Allamand ha señalado que la propuesta de la ex Presidenta Bachelet de terminar, por un lado, con la posibilidad de lucrar, es decir, de marginar utilidad de la subvención pública y, por otro, con el financiamiento compartido en la educación escolar constituiría “un grave atentado a la libertad de enseñanza” y el “fin de la educación particular subvencionada”. Estas afirmaciones son tan ajenas a la realidad que uno se pregunta si él mismo las creerá o si sus dichos constituyen parte de esa imposibilidad de la derecha de articular un discurso político al margen del miedo.

En realidad, las propuestas de Bachelet son bastante acotadas y, más bien, uno podría preguntarse si van al fondo del asunto. Lo cierto es que terminar con el copago de las familias en la educación particular subvencionada -se ha dicho que de manera gradual- significa, simplemente, restituir la gratuidad en el sistema escolar. Con ello se elimina el hecho de que la entrada a uno u otro colegio esté determinada por la capacidad de pago de las familias, removiendo el principal factor que tiene a Chile entre los países con mayor segregación educativa en el mundo. También permite hacer realidad el proclamado principio de la libertad de elección de las familias: hoy no son las familias las que están eligiendo escuelas, sino que es el sostenedor privado el que está seleccionando a las familias según su capacidad de pago -y ya se sabe que una libertad cuando no la pueden ejercer todos, sino unos pocos, no es una libertad, sino un privilegio.
La segunda parte de la propuesta de Bachelet es terminar con esta rareza del modelo educacional chileno de permitir que se margine utilidad de la subvención pública en vez de invertirla íntegramente en el proyecto educativo. Ello implica que los colegios particulares subvencionados se transformen en instituciones sin fines de lucro. Una parte importante ya lo son y no se ve por qué este cambio podría constituir una amenaza a la existencia del sistema particular subvencionado. Por lo demás, ello mejoraría la eficiencia del uso de la subvención pública.

Las propuestas de Bachelet no tienen nada de revolucionarias y mantienen el sistema de provisión mixta -pública y privada- con fondos públicos. Incluso, puede ser vista como una manera de oxigenar un modelo deslegitimado. Si bien la propuesta de Bachelet plantea un cambio importante, no necesariamente va al fondo del asunto. ¿Y cuál es ese? El principio de subsidiariedad. Es decir, el dilema de si se va a seguir entendiendo el lugar de lo público como aquel que los privados no están en condiciones de ocupar -por lo que un particular no sólo tendría el derecho de fundar proyectos educativos, sino que el Estado tendría la obligación de subvencionarlo casi sin condiciones, como hoy sucede. Dicho de otro modo: si en el futuro lo privado -pagado o subvencionado- constituirá una particularidad que enriquece un sistema público concebido para todos y de excelencia, o bien lo público constituirá, como hoy, una “anomalía”, aquel lugar hasta donde lo privado aún no ha podido llegar. Son dos maneras radicalmente diferentes no sólo de entender la educación, sino de pensar la república.

Fuente:  http://www.latercera.com/noticia/opinion/ideas-y-debates/2013/06/895-528933-9-dilemas-en-educacion.shtml

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