Fotos Diego Bernales Agencia Uno
Se ha tenido que acostumbrar a las noticias favorables
inesperadas. Primero fue el éxito en las primarias, ante el favorito Cristóbal
Bellolio. Después, el sorpresivo triunfo en la encuesta de La Tercera del
domingo 29 de julio: le dio 51% de apoyo en intención de voto, frente a 37% de
Labbé. “Hay un estilo en la gestión del alcalde que no merece la aprobación de
la ciudadanía de Providencia”, explicó Josefa Errázuriz. “A él lo caracteriza
una gestión vertical, donde no se escucha la voz de los vecinos”.
—Se
vendrá una reacción de los sectores oficialistas. —Ojalá que sea la
buena política y no las descalificaciones. Que no sea una campaña sucia, como
diciendo “si me voy, se acaba todo”, porque eso no es así, tú no eres dueño de
la comuna; eres un servidor público a cargo de una comuna”.
Días antes,
Cristián Labbé le había señalado a Canal 13: “no sé quién es Josefina
Errázuriz”, añadiendo que “si quieren sacar a un gerente que está haciendo bien
el trabajo por una dueña de casa, es cosa de ellos”.
Y ardió Troya en las
redes sociales.
“Fueron declaraciones absolutamente de-safortunadas. Una
crítica no a Josefa Errázuriz, sino que a las mujeres en general; a las de Chile
y de la comuna”.
—A la ministra del Sernam le
molestó…—Ella dijo que no era ningún adjetivo peyorativo ser dueña
de casa. El quiso instalar algo como que la señora Errázuriz no sabe nada, pero
no le voy a dar ninguna importancia. Programa versus programa; ideas versus
ideas. Esa es nuestra propuesta.
—¿Existe un ninguneo de la derecha
al movimiento ciudadano?—No es una actitud atribuible a la derecha,
sino a Cristián Labbé.
JOSEFA ERRÁZURIZ ES SIMPÁTICA, SENCILLA, INTELIGENTE. Nos
recibe en el living de su casa, adornada con hermosos muebles antiguos.
Igual
que el sino urbanístico del resto de la ciudad, Pepa —como le dicen sus amigos y
partidarios— vive en un condominio de ocho casas entremedio de múltiples torres
construidas y en construcción.
—¿Les hacen ofertas por las
casas?—No; paró un poco. A lo mejor saben que la señora con
carácter está acá.
No es fácil sacarle a flote su lado humano porque defiende
fieramente su metro cuadrado. “Eso ha sido siempre. En las relaciones de pareja,
en las relaciones de todo, siempre he tenido como un kilómetro cuadrado más que
un metro cuadrado, y pido que lo respeten”.
Estudió en el Villa María
Academy. En 1971 entró a Sociología en la Universidad de Chile. “Fue un cambio
muy brusco. El Villa María te da una herramienta bien importante en esto de
hacerte mujer independiente, aunque a una la educaban para ser una muy buena
dueña de casa. En la Universidad de Chile eran mayores y estaban muy
politizados”. No terminó la carrera. Se casó muy joven, a los 20
años.
(...)
Nació el 30 de septiembre de 1952 (es Libra). “Busco el
equilibrio. En los chinos soy un dragón”.
NO VA A OLVIDAR FÁCILMENTE EL DOMINGO 13 DE MAYO.
Compitió en primarias con el popular Cristóbal Bellolio y Javier Insulza, y se
alzó con el triunfo. “Fue emocionante. En el momento en que llegué al liceo
(Lastarria) y me di cuenta de que había mucho adulto mayor votando, me pareció
que había una posibilidad muy cierta de que pudiéramos ganar, pero la verdad es
que no me hice ninguna ilusión porque faltaba todo el voto joven”.
A las 7 y
media tenían los resultados finales. “No fue un triunfo sólo en Providencia,
sino que un triunfo de los ciudadanos que hemos trabajado en distintos temas.
Había muchos adultos que lloraban tristemente y me señalaban: ‘¡Nos hiciste
volver a creer!’. Recibí flores de una vecina llorando. Llegó hasta mi hermana,
la Pikina”. Se refiere a Virginia Errázuriz, la destacada artista visual,
formadora de numerosas generaciones de creadores.
(...).
—¿En qué reparte su
corazón?—La nieta ocupa un lugar grande —Rafaela cumplía un año el
día de esta entrevista—. Providencia también. Y la familia: marido, dos hijos,
pero también los sobrinos. Tengo un vínculo muy especial con ellos y la familia
un poco ampliada. Tengo una segunda vuelta, por lo que los hijos de mi marido
actual (Lorenzo Brugnoli) son muy importantes. No tenemos hijos en común.
Una
de las cosas sorprendentes de esta campaña por la alcaldía de Providencia es la
unidad que ha conseguido. Desde la derecha liberal hasta la izquierda apoyan a
la Pepa.
Su idea es que hay que votar por programas. Como presidenta de la
Unión Comunal de Providencia y de la ONG Ciudad Viva participó en la creación de
la Red de Territorios Ciudadanos, y pidieron hacer un voto programático. “No
podemos seguir regalando votos. La Concertación nunca se había preocupado
realmente de tener una figura de peso, grande y significativa frente a
Labbé”.
Armaron grupos de trabajo en el que se integraron los partidos
políticos, organizaciones sindicales, gremiales, territoriales, las juntas de
vecinos y lo llamaron Providencia Participa. “Si no ganáramos, Providencia
Participa seguirá fiscalizando. La nueva Providencia va a nacer en octubre. Soy
una convencida. Me viene desde la guatita, desde el alma, desde la
razón”.
—¿Bellolio e Insulza están trabajando junto a
usted?—Así es. Además, todos los partidos de la Concertación están
dentro de Providencia Participa. Desde la derecha liberal hasta la izquierda, y
yo me siento cómoda ahí. No estoy forzando algo.
—¿Por qué podría
tener buenas posibilidades en esta elección?—Porque es un momento
muy especial. Cambió el electorado de la comuna. El grupo etario más importante
no son los adultos mayores, sino que los adultos entre 35 y 50 años. Debuta el
nuevo padrón; todos tenemos dudas sobre quiénes van a ir a votar, pero de todas
maneras, se incorporan 55 mil nuevos votantes.
—¿Se cambió mucha
gente de otras comunas para votar en Providencia?—No tenemos el
número, pero estimamos que alrededor de 8 mil. La gente que se cambió post
primarias lo hizo como diciendo: “¡No puede ser cierto, aquí hay una
posibilidad!”.
Pese a que es descendiente de los Errázuriz presidentes de la
república, no está pensando en candidatearse más allá de esto. “No quiero que
sea un trampolín para nada. Lo mío es Providencia”. Le tocó vivir esa época
bonita en que los jóvenes se tomaban la calle los sábados, entre el Drugstore y
el Coppelia, a fines de los ’60.
(...)
—¿Cuesta conseguir la participación de los
vecinos?—La gente dice: “¡Qué saco con participar si después no me
toman en cuenta!”. Las juntas de vecinos tienen una asignación por ley que cada
municipio define. En Providencia son 400 mil pesos anuales (alrededor de 33.300
pesos mensuales).
—¿Cuánto sería lo razonable?—Más que
plata son espacios. Es necesario tener un lugar donde encontrarnos. Eso no
existe en Providencia. En nuestra comuna hay un montón de gente sola, que lo
pasa mal; que vive en casas aparentemente buenas, pero adentro están
destrozadas.
CARAS, agosto 2012.